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De los residuos y la Encíclica Laudato Si
Del 17 Jul 2015 al 17 Jul 2015

Todos los consumidores y los productores estamos ligados directamente a la generación de residuos y tenemos la responsabilidad de cambiar nuestros estilos de vida para que tales residuos disminuyan

Francisco I nos comparte de manera clara en el pasaje 16 de su Carta Encíclica Laudato Si que los problemas de la humanidad están conectados en un marco sistémico: “(…) La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado….el incremento en los niveles de pobreza está conectado con el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático; la presencia de la tecnocracia contribuye con el aceleramiento en la desigualdad social; y el consumismo desenfrenado mengua la condición espiritual del ser humano entre otras duplas de correlaciones directas.”

El Papa señala que la industrialización ha convertido el planeta en un tiradero de porquería refiriéndose a las grandes cantidades de residuos provenientes de procesos productivos que se tiran indiscriminadamente en áreas naturales.

En materia de residuos existen sólidos urbanos, sólidos de manejo especial y sólidos peligrosos.

Todos los consumidores y los productores estamos ligados directamente a la generación de residuos y tenemos la responsabilidad de cambiar nuestros estilos de vida para que tales residuos disminuyan.

Los residuos sólidos urbanos deberían segregarse desde su origen para impulsar el reciclaje y así depositar en rellenos sanitarios cada vez un menor volumen de tales residuos o en su defecto manejarse con tecnologías intensivas en energía eléctrica como la pirolisis, por cierto no viables para nuestro país en este momento.

Para el caso de los residuos sólidos peligrosos de carácter industrial lo conveniente es manejarlos integralmente en lugares en los que se depositan luego de que se neutralizan como en el caso de la pilas. En la actualidad se necesitan más y mejores lugares para la disposición de este tipo de residuos.

En el pasaje 21 de la multicitada Encíclica el papa Francisco I acota que: “Hay que considerar también la contaminación producida por los residuos, incluyendo los desechos peligrosos presentes en distintos ambientes. Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables: residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición, residuos clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y radioactivos.”

En México se generan casi dos millones de residuos sólidos peligrosos al año de los cuales sólo un 10 por ciento recibe un tratamiento toxicológico y se deposita en confinamientos especialmente diseñados para no afectar al medio ambiente.

Lo deseable, si fuéramos puristas del ambientalismo, es que no existieran depósitos para residuos sólidos urbanos ni para residuos sólidos peligrosos y que la generación de basura fuera mínima. Para que esto fuera factible sería condición indispensable que hubiera una educación ambiental homogénea para los habitantes del planeta y que se controlara la producción industrial de tal manera que tuviera altos estándares medioambientales y sociales.

Considero que no podemos ser puristas en ningún tema de actuación ambiental, social o económica porque eso implica fundamentalismo, más bien debemos entender que para alcanzar la sustentabilidad hay que pasar por una transición.

¿Qué ocurriría si hipotéticamente una entidad o persona pudiera mandatar que de pronto se cerraran en el mundo todos los insuficientes depósitos para residuos sólidos peligrosos? Irían a parar a donde se tiran la mayoría de estos residuos: en cañadas, cauces de ríos y en general, en ecosistemas vivos.

En tanto que los patrones de consumo y producción transitan hacia la sustentabilidad debemos asegurar que los residuos sólidos peligrosos se manejen integralmente.

Confieso que me sería imposible interpretar el contenido teológico de la Carta Encíclica Laudato Si, porque eso está reservado para expertos del ámbito eclesiástico pero me queda claro que en el ámbito de lo industrial hacen falta más empresarios con interés de involucrase con el manejo integral de los residuos urbanos, de manejo especial y peligrosos siempre y cuando tengan una visión social para alcanzar el modelo circular de producción del que nos habla Francisco I.

Fuente: Teorema Ambiental
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